Manuel Martín Serrano, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, es un científico que goza de gran reconocimiento internacional. Se le ha caracterizado como un pensador de talante renacentista por lo que su obra tiene de innovadora; porque vincula la creación teórica con la invención metodológica y las aplica a la investigación de fenómenos emergentes que están cambiando el mundo. Y sobre todo, porque opera al tiempo en las dimensiones filosóficas, científicas y sociales del conocimiento.
Es el creador del paradigma de las mediaciones, que relaciona los ajustes y desajustes entre información, organización y prácticas sociales. Este planteamiento ha hecho escuela desde hace varias décadas para estudiar solidariamente las transformaciones de las formas de vida, las mentalidades y la comunicación.
En el campo de la comunicación, ha reformulado la concepción que se tenía de la naturaleza de la comunicación y a partir de ello “ha establecido el lugar específico que ocupan los estudios de la Comunicación entre los saberes”.
Manuel Martín Serrano ha realizado investigaciones para verificar la teoría, o probar la metodología. Pero además aplica teoría y método al estudio de dinámicas sociales emergentes; y es de notar que este compromiso con los temas de nuestro tiempo, también recuerda al proceder de los investigadores renacentistas. Uno de esos campos emergentes está en las diferenciaciones generacionales y de género. El Profesor demuestra que en base a ellas, se perpetúan en la actualidad las divisiones sociales. Otro tema que él mismo ha hecho relevante, es la producción y reproducción de mentalidades e identidades, sobre todo en la comunicación y en la enseñanza. Prueba que tales representaciones mediadas, socializan en la conformidad y realimentan las violencias estructurales. Los analistas aclaran por qué estas investigaciones de Manuel y las otras de las que se ocupan en este monográfico han ejercido tanta influencia en varios campos de las ciencias sociales.
La importancia que adquiere la comunicación en la obra de Manuel, se corresponde con el papel que dicha actividad ha cumplido y sigue cumpliendo, en la humanización; ya sea como soporte de la visión utópica o contrautópica del futuro.